Según la Wikipedia, “Los derechos
humanos son aquellas libertades, facultades, instituciones o
reivindicaciones relativas a bienes primarios o básicos que incluyen a toda
persona, por el simple hecho de su condición humana, para la garantía de una
vida digna, sin distinción alguna de etnia, color, sexo, idioma, religión, orientación sexual, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición.[“
Pues ayer domingo asistí a los actos que la Asociación
Histórico-Cultural Torrijos 1831 hicieron en diversos escenarios de la ciudad
de Málaga conmemorando el coraje de unos hombres en pro de las libertades que
ahora gozamos. Pero estando en el último acto de la conmemoración del General
Torrijos en la plaza de la Merced (que debería llamarse la plaza de la
Libertad), sucedió un hecho reprobable e inhumano, y visto por cientos de
personas que asistíamos; cuando después del discurso del Alcalde de Málaga, se
excuso de que no podía quedarse por otros menesteres (aunque dudo que sea más
importante que la libertad), se le acerco una mujer en una silla de ruedas con
cierto grado de discapacidad para preguntarle sobre unos asuntos económicos que
les han sido estafados, y en ese momento el Alcalde de Málaga ni le hizo caso y
salió deprisa de la plaza de la Merced y se fue a su coche. En aquellos
momentos la mujer desesperadamente cogió sus muletas y salió tras él, pero su
minusvalía le impidió alcanzarlo, y el Alcalde no tuvo la valentía de escuchar
a alguien que lo necesitaba; siempre creí que nuestros políticos están al
servicio de los ciudadanos, pero volvemos a comprobar que sólo buscan votos y
poder. Estos hechos fueron grabados para que vean la veracidad de los hechos
(la mujer que veréis en el video va vestida de chaqueta azul y falda negra); y
si hacen esto con quienes más lo necesitan, ¿qué harán con el resto de los
seres humanos? Los que estábamos allí nos quedamos atónitos y sin palabras. En
el último artículo que escribí hace unos días sobre “Las uvas de la ira”, decía
John Steinbeck: “Si tienes problemas o
estás herido o necesitado... acude a la gente pobre. Son los únicos que te van
a ayudar... los únicos”. Entonces me pregunte, ¿dónde están los
derechos humanos? Y me cayeron unas lágrimas por los ojos de rabia e impotencia.
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