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domingo, 28 de abril de 2013

APUNTES PARA LOS LOCOS QUE SON LOS VERDADEROS CUERDOS …




“Cada mañana, miles de personas reanudan la búsqueda inútil y desesperada de un trabajo. Son los excluidos, una categoría nueva que nos habla tanto de la explosión demográfica como de la incapacidad de esta economía para la que lo único que no cuenta es lo humano”, decía Ernesto Sábato.

Cuando vemos a nuestros Diputados produciendo una malversación de fondos públicos y a apropiación indebida, y habiéndose presentado una querella en el Tribunal Supremos contra 63 Diputados del Congreso que cobran dietas de alojamiento a pesar de tener casa (y en ocasiones varias) en Madrid. Puede que sea legal, aunque eso la decidirá la Justicia, pero parece inmoral. Ni uno de los 63 diputados denunciados que cobran dietas por residir fuera de Madrid, aunque tienen vivienda propia en la capital, han renunciado a ella, y la mayoría tampoco dan explicaciones.

Estamos ante una crisis económica como jamás la habíamos vivido, pero de ella, antes o después saldremos, pero de la  crisis MORAL será muy difícil de erradicar en un país que corre a sus anchas, la corrupción, la mentira y la desvergüenza, y que la hemos asumido como algo natural.

Decía Cicerón, “historia magistra vitae est”, mientras con Marx afirmó que los grandes acontecimientos históricos se producen primero como tragedia y luego como farsa. Ahora queda saber qué tiene que ocurrir para rebelarnos, para dejar de comportarnos como cínicos y resignados espectadores de esta farsa que nos han impuesto.

La Ex presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, decía en julio 2012, que ponía en marcha 20.000 cursos de alemán básico para desempleados, y afirmaba orgullosa, que si “Alemania necesita jóvenes bien formados”, Madrid se los puede proporcionar”. Desde el país germano, este reclutamiento de mano de obra cualificada, formada a costa de los impuestos de los contribuyentes españoles, es presentado como un acto de caridad: sin oportunidades en su patria, codiciados en Alemania; esto le llama la Ministra de Empleo: movilidad exterior. Saben amigos lectores lo que cuesta formar a un ingeniero, un médico, una enfermera, un arquitecto, etc; si lo supieran se pondrían las manos en la cabeza.

No hay salida para los jóvenes, y pienso que muchos de ellos están a punto de convertirse en esclavos pasivos del sistema social. No los entusiasman ni los sueños ni las aventuras. A pesar de las excepciones, se están transformando en consumidores de productos y de servicios, no de ideas. Les pido a gritos que se rebelen, que luchen a contracorriente ante la arrasadora rutina social que nos envuelven, de ellos dependen el futuro de nuestro mundo, de nuestro pueblo. En muchas concentraciones que en estos tiempos estamos viviendo, los jóvenes decían en sus slogan “si no nos dejáis soñar, no os dejaremos dormir”. Le pido al Gobierno que no dé la espalda a la calle, que la escuche, que tengan la humildad de ver y comprender el desastre humano que están fabricando.

Siguiendo a un gran pensador del Siglo XX, Ernesto Sábato, que tanto me ha ayudado comprender el sentido de este mundo, y donde nos estimula a lo largo de la vida, para saber discriminar entre la dura realidad y las utopías, así decía: “Los sueños inocentes son aquellos que nos recuerdan que el hombre sólo cabe en la utopía, y que sólo quienes sean capaces de encarnar la utopía serán aptos para el combate decisivo, el de recuperar cuanto de humanidad hayamos perdido”.

Sabemos que muchos quieren tirar por tierra cualquier iniciativa que esté fuera de sus proyectos personales o políticos; en el fondo no quieren que llegue sangre fresca, porque de esa forma echarían abajo sus torres de marfil, donde le dan seguridad en sus planteamientos y donde falsamente se creen intocables. Utilizan el anonimato y viven escondidos para que no puedan ser delatados. Decía el periodista y escritor Eduardo Hughes Galeano, cuando estaba junto con su amigo director de cine en Cartagena de Indias, un estudiante le pregunto, ¿para qué sirve la utopía?, y dijo que sí tenemos derecho a soñar; y su amigo contesto muy sencillamente que la utopía esta en el horizonte, y dijo, y yo sé muy bien que nunca la alcanzaré, que si yo camino diez pasos, ella se alejará diez pasos, cuanto más la busque menos la encontraré, porque ella se va alejando a medida que yo me acerco; pues, ¿para qué sirve?, sirve para eso, para CAMINAR (lo pueden ver y oír en este enlace que es un magnifico relato: http://www.youtube.com/embed/rpgfaijyMgg

Pero ha llegado la hora de luchar contra toda atisbo de desesperanza, no caigamos en sus garras llenas de impudicias cometidas por tanto tiempo; es la hora de la revolución, el mundo no se cambia con simples palabras, sino que hay meterse de lleno con todos los esfuerzos que seamos capaces de elaborar, para luchar contra el miedo que nos atenaza.

Estos dioses mediáticos sólo tienen los pies de barro, y es la hora de cambiarles de pedestal. No escuchen el canto de las sirenas que quieren que nos adormezcamos, para así seguir siendo los baluartes de la sociedad, de esa sociedad corrompida que han creado durante tantos años.
Si no luchamos tendremos los gobiernos que nos merecemos, y ahora tenemos la oportunidad de que esto pueda cambiarse. ¿Quién pudo entender a los tres Ministros tristes en la rueda de prensa del último Consejo de Ministros?.

Que no te engañen con las falsas dádivas de los cobardes, que no sólo quieren comprarte el voto, sino que quieren cambiarte la CONCIENCIA. Es tal la vileza, que serían capaz de vender tu alma al diablo con tal de seguir manipulando las personas. No se atreven a dar la cara, se esconden con miles de disfraces para que no se les reconozcan: el disfraz de los carritos de la compra, el disfraz del urbanismo, el disfraz del  empleo, el disfraz de las palmeras, el disfraz de las comilonas, el disfraz del oscurantismo, el disfraz de las concesiones, el disfraz de los cheques, el disfraz de la reforestación, el disfraz de la fachada, el disfraz de los parques, etc… y por último, el disfraz del anónimo en el que se esconden.

Y por eso termino con lo mismo que empecé, hablando de Ernesto Sábato, lúcido pensador del siglo XX cuando definía lo que era el bien común, cosa olvidada en estos últimos años: “Este concepto del bien común que es la piedra fundamental de cualquier sociedad que se proponga evitar la ferocidad individualista o colectivista. Pues el bien común no es la simple suma de los intereses individuales, ni ese famoso bien del Estado que los totalitarios colocan por encima de la persona y ante el cual únicamente cabe ponerse a temblar: es el supremo bien de una comunidad de hombres a la vez libres y solidarios.
Ni el individualismo ni el colectivismo son soluciones verdaderamente  humanas, pues el primero no ve la sociedad, el segundo no ve al hombre; ambos son abstracciones esencialmente perniciosas para el ser humano. El reino de este ser no es el estrecho y angustioso territorio de su yo, ni el extracto dominio de la colectividad, sino esa región intermedia en la que acontecen el amor y el arte, la camaradería y el diálogo, la comprensión y el trabajo en común. Es el gran pecado de Occidente haberse alejado de esta verdad primordial, sin cuyo conocimiento será imposible establecer las futuras comunidades, las auténticas, no esas maquinarias sociales a las que nos hemos tristemente acostumbrado”.

martes, 16 de abril de 2013

MEDIO PAN Y UN LIBRO

La cultura en nuestro país ha pasado a un plano marginal. Los presupuestos del Estado que  han sido aprobados han recortado a la mínima expresión y qué decir en las Comunidades y Ayuntamientos.
Hace unos meses el máximo responsable político en la cultura española dijo que el dinero del Ministerio se iba a centrar en bibliotecas y museos. Mal andamos y peor lo haremos. Un país sin apuesta fuerte por la cultura no es un país, es otra cosa ¿España se va a convertir en una empresa multinacional? Todos sabemos que con el “boom urbanístico” las mega construcciones culturales fueron el gran negocio. Era más importante el nombre y el envoltorio: “Ciudad de las Ciencias”, “Ciudad de la Cultura”, “Ciudad de las Letras”,…pero ciudades fantasmas sin científicos, sin libros, sin artistas, sin nada, totalmente vacías de contenido. ¿Por qué se gastaron miles de millones en escandalosos edificios por toda la geografía española y que hoy muchos permanecen cerrados? ¿Dónde está todo el dinero? ¿Sólo se utilizó para pagar a los afamados arquitectos de moda? Los políticos de este país han gastado todo lo que han podido y más; el gobierno anterior y las comunidades de la oposición que hoy nos gobiernan. Y alguien puede decir que es lo que hay, que las arcas están vacías. Pero la realidad es que no hay justificación alguna para que la pintura, la música, las letras, la escultura, el cine y el teatro, las exposiciones y conferencias sean un recuerdo en este país
Ayer mismo, Javier Marías rechaza el Nacional de Narrativa por 'Los enamoramientos'. Ya había dicho que no deseaba premios institucionales, y propone que el premio sea para la compra de libros en las bibliotecas, ya que este año en los presupuestos aprobados no hay ni un euro para las mismas.
Hoy sigue teniendo plena vigencia este discurso de Federico García Lorca, cuando nos quieren cambiar la cultura de la ingenuidad, de la curiosidad y de los valores por el anquilosamiento de la inteligencia. Reivindico la riqueza de la cultura, la generosidad del conocimiento, pero aquí, lo importante es que la cultura de un país define como jerarquizar los valores, porque los valores son universales, pero el modo de jerarquizarlos no, y esto es lo que está pasando en nuestro país, nos están cambiando lo fundamental, nos estamos quedando en las ramas y hemos olvidado las raíces. Estamos a tiempo de que esto no suceda, sólo un grito de esperanza, un aliento de ternura podría hacer cambiar el rumbo que esta política nefasta quiere implantar. Con ellos estamos obligando a nuestros niños a que pierdan la oportunidad de encontrarse consigo mismo, porque los valores que nuestra sociedad está creando no corresponden a la ilusión, a la motivación, a la actitud creativa, al amor profundo, a la suavidad de la brisa, al encanto de la búsqueda de la verdad.

Por eso traigo el discurso de Federico García Lorca al inaugurar la biblioteca de su pueblo y que tiene plena vigencia 80 años después.  Alocución al pueblo de Fuente Vaqueros (Granada) en septiembre de 1931: Medio pan y un libro
"Cuando alguien va al teatro, a un concierto o a una fiesta de cualquier índole que sea, si la fiesta es de su agrado, recuerda inmediatamente y lamenta que las personas que él quiere no se encuentren allí. «Lo que le gustaría esto a mi hermana, a mi padre», piensa, y no goza ya del espectáculo sino a través de una leve melancolía. Ésta es la melancolía que yo siento, no por la gente de mi casa, que sería pequeño y ruin, sino por todas las criaturas que por falta de medios y por desgracia suya no gozan del supremo bien de la belleza que es vida y es bondad y es serenidad y es pasión.
"Por eso no tengo nunca un libro, porque regalo cuantos compro, que son infinitos, y por eso estoy aquí honrado y contento de inaugurar esta biblioteca del pueblo, la primera seguramente en toda la provincia de Granada."No sólo de pan vive el hombre. Yo, si tuviera hambre y estuviera desvalido en la calle no pediría un pan; sino que pediría medio pan y un libro. Y yo ataco desde aquí  violentamente a los que solamente hablan de reivindicaciones económicas sin nombrar jamás las reivindicaciones culturales que es lo que los pueblos piden a gritos. Bien está que todos los hombres coman, pero que todos los hombres sepan. Que gocen todos los frutos del espíritu humano porque lo contrario es convertirlos en máquinas al servicio de Estado, es convertirlos en esclavos de una terrible organización social.
"Yo tengo mucha más lástima de un hombre que quiere saber y no puede, que de un hambriento. Porque un hambriento puede calmar su hambre fácilmente con un pedazo de pan o con unas frutas, pero un hombre que tiene ansia de saber y no tiene medios, sufre una terrible agonía porque son libros, libros, muchos libros los que necesita y ¿dónde están esos libros?
"¡Libros! ¡Libros! Hace aquí una palabra mágica que equivale a decir: «amor, amor», y que debían los pueblos pedir como piden pan o como anhelan la lluvia para sus sementeras. Cuando el insigne escritor ruso Fedor Dostoyevsky, padre de la revolución rusa mucho más que Lenin, estaba prisionero en la Siberia, alejado del mundo, entre cuatro paredes y cercado por desoladas llanuras de nieve infinita; y pedía socorro en carta a su lejana familia, sólo decía: «¡Enviadme libros, libros, muchos libros para que mi alma no muera!». Tenía frío y no pedía fuego, tenía terrible sed y no pedía agua: pedía libros, es decir, horizontes, es decir, escaleras para subir la cumbre del espíritu y del corazón. Porque la agonía física, biológica, natural, de un cuerpo por hambre, sed o frío, dura poco, muy poco, pero la agonía del alma insatisfecha dura toda la vida.
"Ya ha dicho el gran Menéndez Pidal, uno de los sabios más verdaderos de Europa, que el lema de la República debe ser: «Cultura». Cultura porque sólo a través de ella se pueden resolver los problemas en que hoy se debate el pueblo lleno de fe, pero falto de luz".

lunes, 15 de abril de 2013

POR UN MUNDO MEJOR ...


Hace aproximadamente tres meses publique un escrito en el que vaticinaba el acercamiento de una “revolución social”. Ayer mismo en el programa de la Sexta decía Miguel Ángel Revilla, que se aproxima un estallido social; y esto no es menos cierto cuando vemos las barbaridades que aprovechando la mayoría absoluta, se están imponiendo en nuestro país, y este no es el país que quiero.
Se dice que los “escraches” son violentos porque hacen daño a la intimidad familiar presionando a aquellos que tienen el poder de tomar decisiones justas, pero no lo hacen. Y digo yo, no es violencia ver como miles de niños son desahuciados de sus hogares viendo a sus padres arrastrados por los suelos, mientras la policía destroza las puertas de sus casas, ¿esto no es violencia? Es verdad, existe la violencia de los poderosos y la violencia de los pobres. Me contaba un amigo que le decía un policía que él no obedecería a sus jefes porque dentro de unos días iban a desahuciar la casa de su hijo, y él no quería arrastrar a su hijo y nuera de su domicilio. Algo está pasando y se nos está escapando de las manos. ¿No es a caso violencia el dinero depositado por los ahorradores en los Bancos  y que hoy sirve para tapar el déficit que han provocado los corruptos que andan a sus anchas por el país y con sus reservas monetarias en los paraísos fiscales?. Según el ministro Montoro 300 evasores fiscales tiene el país, vaya ud. a creer si dice la verdad, como miente tanto.
Saben amigos lectores,  ¿que es el escrache?. Es un método de participación social en contextos de impunidad, en los que no existe la posibilidad de acción judicial contra personas que colaboran en alguna forma en acciones contra los derechos humanos.
Es por tanto  una exigencia de justicia,  porque al estar contaminado el sistema judicial y no defender los derechos humanos, mediante el escrache se busca la condena social. La injusticia sigue creciendo, Mañana puedes ser tú el que necesite apoyo.
Es preciso ir tomando conciencia de  que la rabia, indignación que nos asalta, debe servir para algo más que maldecir y soltar improperios, hay que ir pensando en cómo desembarazarnos de estos parásitos, trabajar para sustituirlos por una autentica Democracia,  entendida como régimen de ciudadanos libres, en donde primen los valores de lo público, en donde el colectivo ciudadano  tenga protagonismo propio  a través de una información totalmente transparente que le permita participar en las actividades políticas, y no a través de una delegación de  sus asuntos en un Parlamento que se olvida del pueblo hasta las siguientes elecciones.
Una Democracia participativa genera espacios públicos de discusión sobre los asuntos que nos atañe como ciudadanos: desde la gestión de nuestro municipio hasta los asuntos económicos. Especialmente importante es esto último: la economía no es una esfera separada de los hombres y regida por leyes científicas. El mercado no puede tomar decisiones, las toman los hombres y mujeres. Nosotros debemos decidir en qué se gasta, cómo se distribuye, cómo se recauda.
Tenemos que aprender, enseñar y defender que todos los hombres tienen el mismo derecho a la libertad, a su prosperidad y a la protección de las leyes, que la Justicia sirve para sostener la igualdad y la libertad, que la práctica de los valores y derechos humanos en nuestra vida cotidiana es fundamental si queremos ir construyendo esa sociedad más justa, que la acción política no sólo la apuesta por la gestión pública, sino por la existencia de espacios públicos de participación ciudadana y por una economía gestionada públicamente en beneficio de la mayoría, no una economía que rinde homenaje al beneficio por encima de los hombres y mujeres. La economía debe estar al servicio de los ciudadanos y no al revés, que la religión es un derecho de todas las personas , pero que pertenece al espacio privado, la sociedad debe ser laica, no anticlerical, pero sí laica,
Que la sociedad debe plantear una utilización de los bienes racional y austera, de forma -que frente a la sociedad del consumo se propugne una sociedad consciente de los límites que impone la naturaleza y de la necesidad de actuar y vivir con austeridad y de gestión racional de los recursos. 
En el intento de mantener esta sociedad que se está desmembrando, en poco tiempo plantearan la dimisión del rey y sus sustitución por su hijo, intentaran que no podamos opinar, por ello hay que ir pensando que los españoles debemos ir pensando en que se cree una nueva Constitución que consagre los valores ciudadanos y que los españoles podamos decidir si queremos seguir con la Monarquía, aunque no debemos olvidar que  un Rey “irresponsable” ante la Ley es incompatible con la plena igualdad y no digamos con la limitación de la propiedad privada. Una estructura del Estado, la Jefatura, que mantiene en el más absoluto silencio las cuentas económicas es incompatible con un régimen presidido por la transparencia. Una familia que patrimonializa las propiedades del pueblo es incompatible con una defensa de lo público. Un Rey al que no se puede cuestionar por ser un delito es incompatible con la libertad de expresión. Y en fin, que la monarquía basada en el derecho divino y en la transmisión por la sangre de la capacidad de gobernar es plenamente incompatible con la racionalidad y la sensatez. Ser Republicano es cuestión de inteligencia.    

¿Dónde está la transparencia? Dice el diccionario que un material presenta transparencia cuando deja pasar fácilmente la luz, y estos políticos dicen que ser transparentes es presentar la declaración de la renta. Que poco han comprendido sobre la transparencia, que poco saben de desnudar el alma …
El sentirse republicano es aspirar a la libertad,  a la defensa de valores como la redistribución de la riqueza, la ampliación del concepto de igualdad radical de las personas, la sostenibilidad ambiental y la solidaridad en todos los ámbitos, al conocimiento respetuoso del mundo y de los demás.
Empecemos a debatir que sociedad queremos construir, no la que quieran imponernos, porque un mundo mejor es posible. 

martes, 9 de abril de 2013

LA SONRISA ETRUSCA


Nos ha dejado un admirable escritor: Jose Luis Sampedro, pero ha dejado el legado mejor que se puede dar: los libros, esa ternura entre líneas que dejó en su “Sonrisa etrusca”. Recuerdo cuando lo estaba leyendo en un balcón frente al mar, a finales de verano; me quedaban pocas páginas para terminar aquella historia, pero tuve que cerrar el libro, porque me era imposible seguir leyendo, y porque no quería que aquello terminara; cayeron por mis mejillas unas cuantas lágrimas, y no sé si era de ternura, de amable sonrisa, de pérdida de emociones y sentimientos.

Y hoy, cuando recibimos la noticia de su muerte, he vuelto a esos 20 años atrás para introducirme en la amable historia que me hizo disfrutar tanto.

La historia se desarrolla en Milán donde Salvatore Roncone, un viejo cascarrabias, tozudo y extraordinariamente apegado a la tierra calabresa la que nació, es trasladado por su hijo Renato para ser tratado de un cáncer..
En la gran ciudad encara el choque de dos mundos: el de su hijo y esposa quienes, junto a su único hijo, Bruno, de trece meses de edad, forman una típica familia burguesa y urbana, con el suyo en el sur de Italia mundo de sabores, de olores, de rancias y machistas costumbres y de rencillas familiares.
El pequeño nieto se llama Bruno, nombre que hace feliz al abuelo pues, aún ignorándolo su propio hijo, era el nombre que recibía Salvatore en la clandestinidad partisana. Se establece así una relación entre el abuelo y el nieto, en quién vuelca su ternura y a quién intenta transmitir su amor por la vida que a él, como consecuencia de la enfermedad, se le va escapando.
Qué lecciones de humanidad y que hoy estamos destrozando por las conjuras de nuestros caprichos y vaivenes llenos de falta de generosidad.

Decía Ángeles Caso en el Mundo: «Sampedro nos muestra su profundo conocimiento del ser humano, su envidiable inclinación hacia la ternura y la serenidad. Nos devuelve lo que de verdad importa: el amor, la entrega, la pasión y la muerte». Una historia universal que en manos de Jose Luis Sampedro se transforma en un libro inolvidable que ofrece un conocimiento profundo y verdadero del alma humana.
Por eso, este acontecimiento nos tiene que hacer reflexionar sobre la lectura, sobre la educación; decía Manuel Ramos Arizpe: “La educación, es uno de los derechos de todo pueblo ilustrado, y sólo los déspotas y tiranos sostienen la ignorancia de la gente, para más fácilmente, abusar de sus derechos …”.

La ternura escondida, el cariño perdido o la sensibilidad enterrada con el paso de los años pueden volver en el momento más inesperado para recordarte que ni estaba escondida, ni se había perdido, ni su entierro fue tan profundo como para no volver a ver la luz. Esta es la certeza que nos pone delante José Luis Sampedro cuando nos regala La sonrisa etrusca.

Y quiero terminar con el prólogo de la “Sonrisa etrusca” de Ángeles Caso:
“No espere el lector de mí un prólogo demasiado erudito. Si tengo que hablar de José Luis Sampedro, no quiero hacerlo sin recordar cuánto le debo. Porque en los tiempos en los que yo era una de esas escritoras secretas que comenzaba a pensar en la posibilidad de publicar, Sampedro fue uno de los autores a los que tuve la osadía de pedir consejo. A decir verdad, más que consejo, ánimo, que eso es lo que normalmente se busca cuando desde la inexperiencia se acude a alguien consagrado. Lo había conocido -después de disfrutarlo como escritor- haciéndole una entrevista, y fine tal su afabilidad y su simpatía, que me atreví a hacerle llegar un relato -malo, creo ahora- en el que yo sin embargo había puesto muchas expectativas. Al cabo de unos días, José Luis Sampedro, sampedrianamente, me llamó y quedó conmigo para tomar un café. Aquello fueron más que palabras de ánimo. Fue, lo recuerdo muy bien, uno de los empujones definitivos para lanzarme a mi propia carrera literaria. Mucho más de lo que recibí en parecidas circunstancias de otros escritores, más cercanos, más afines, teóricamente más colegas. Gentes así, se lo aseguro, no abundan en este mundillo de las letras. Ni en ningún otro, me temo.
Comprendan pues ustedes que sólo pueda y quiera- hablar de Sampedro con pasión. Con la de la escritora agradecida y la de la lectora emocionada -de antiguo- por una novela como ésta. Novela de Sampedro, diría yo. Plenamente sampedriana. Bastaría con eso. Porque sólo él podría haber escrito esta historia tan suya, de ternuras y flaquezas humanas y difíciles valentías y prejuicios superados. Suya también en la forma -sin la cual no hay historia que valga la pena-, en esa prosa rápida y vigorosa, eficaz y clara, atravesada a ráfagas por un inevitable arrebato poético.

Sampedriano es el protagonista de esta historia, Bruno, ese viejo -no creo que a él le moleste el adjetivo- consciente de su próximo final y, al mismo tiempo, lúcidamente preparado para él. Un hombre que ve cómo su pasado, su mundo partisano, campesino, rudo, se transforma sampedrianamente en un pequeño y cálido paraíso de ternura de la mano de su nieto, Brunettíno. Tan sólo unos meses bastan para que el vieja calabrés acabe preguntándose, dudando de sus recios principios afectivos y encontrando al fin, por medio de nuevas sensaciones hasta entonces desconocidas, una forma distinta de sentir la vida y de querer vivirla. Y el lector -esta-lectora, al menos- no puede evitar pensar que toda esa plenitud, esa lúcida comprensión de los misterios más hondos, esa generosa apertura del espíritu son las del propio autor.

Gracias Jose Luis para haberme ayudado a comprender el alma humana, gracias compañero.