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lunes, 15 de abril de 2013

POR UN MUNDO MEJOR ...


Hace aproximadamente tres meses publique un escrito en el que vaticinaba el acercamiento de una “revolución social”. Ayer mismo en el programa de la Sexta decía Miguel Ángel Revilla, que se aproxima un estallido social; y esto no es menos cierto cuando vemos las barbaridades que aprovechando la mayoría absoluta, se están imponiendo en nuestro país, y este no es el país que quiero.
Se dice que los “escraches” son violentos porque hacen daño a la intimidad familiar presionando a aquellos que tienen el poder de tomar decisiones justas, pero no lo hacen. Y digo yo, no es violencia ver como miles de niños son desahuciados de sus hogares viendo a sus padres arrastrados por los suelos, mientras la policía destroza las puertas de sus casas, ¿esto no es violencia? Es verdad, existe la violencia de los poderosos y la violencia de los pobres. Me contaba un amigo que le decía un policía que él no obedecería a sus jefes porque dentro de unos días iban a desahuciar la casa de su hijo, y él no quería arrastrar a su hijo y nuera de su domicilio. Algo está pasando y se nos está escapando de las manos. ¿No es a caso violencia el dinero depositado por los ahorradores en los Bancos  y que hoy sirve para tapar el déficit que han provocado los corruptos que andan a sus anchas por el país y con sus reservas monetarias en los paraísos fiscales?. Según el ministro Montoro 300 evasores fiscales tiene el país, vaya ud. a creer si dice la verdad, como miente tanto.
Saben amigos lectores,  ¿que es el escrache?. Es un método de participación social en contextos de impunidad, en los que no existe la posibilidad de acción judicial contra personas que colaboran en alguna forma en acciones contra los derechos humanos.
Es por tanto  una exigencia de justicia,  porque al estar contaminado el sistema judicial y no defender los derechos humanos, mediante el escrache se busca la condena social. La injusticia sigue creciendo, Mañana puedes ser tú el que necesite apoyo.
Es preciso ir tomando conciencia de  que la rabia, indignación que nos asalta, debe servir para algo más que maldecir y soltar improperios, hay que ir pensando en cómo desembarazarnos de estos parásitos, trabajar para sustituirlos por una autentica Democracia,  entendida como régimen de ciudadanos libres, en donde primen los valores de lo público, en donde el colectivo ciudadano  tenga protagonismo propio  a través de una información totalmente transparente que le permita participar en las actividades políticas, y no a través de una delegación de  sus asuntos en un Parlamento que se olvida del pueblo hasta las siguientes elecciones.
Una Democracia participativa genera espacios públicos de discusión sobre los asuntos que nos atañe como ciudadanos: desde la gestión de nuestro municipio hasta los asuntos económicos. Especialmente importante es esto último: la economía no es una esfera separada de los hombres y regida por leyes científicas. El mercado no puede tomar decisiones, las toman los hombres y mujeres. Nosotros debemos decidir en qué se gasta, cómo se distribuye, cómo se recauda.
Tenemos que aprender, enseñar y defender que todos los hombres tienen el mismo derecho a la libertad, a su prosperidad y a la protección de las leyes, que la Justicia sirve para sostener la igualdad y la libertad, que la práctica de los valores y derechos humanos en nuestra vida cotidiana es fundamental si queremos ir construyendo esa sociedad más justa, que la acción política no sólo la apuesta por la gestión pública, sino por la existencia de espacios públicos de participación ciudadana y por una economía gestionada públicamente en beneficio de la mayoría, no una economía que rinde homenaje al beneficio por encima de los hombres y mujeres. La economía debe estar al servicio de los ciudadanos y no al revés, que la religión es un derecho de todas las personas , pero que pertenece al espacio privado, la sociedad debe ser laica, no anticlerical, pero sí laica,
Que la sociedad debe plantear una utilización de los bienes racional y austera, de forma -que frente a la sociedad del consumo se propugne una sociedad consciente de los límites que impone la naturaleza y de la necesidad de actuar y vivir con austeridad y de gestión racional de los recursos. 
En el intento de mantener esta sociedad que se está desmembrando, en poco tiempo plantearan la dimisión del rey y sus sustitución por su hijo, intentaran que no podamos opinar, por ello hay que ir pensando que los españoles debemos ir pensando en que se cree una nueva Constitución que consagre los valores ciudadanos y que los españoles podamos decidir si queremos seguir con la Monarquía, aunque no debemos olvidar que  un Rey “irresponsable” ante la Ley es incompatible con la plena igualdad y no digamos con la limitación de la propiedad privada. Una estructura del Estado, la Jefatura, que mantiene en el más absoluto silencio las cuentas económicas es incompatible con un régimen presidido por la transparencia. Una familia que patrimonializa las propiedades del pueblo es incompatible con una defensa de lo público. Un Rey al que no se puede cuestionar por ser un delito es incompatible con la libertad de expresión. Y en fin, que la monarquía basada en el derecho divino y en la transmisión por la sangre de la capacidad de gobernar es plenamente incompatible con la racionalidad y la sensatez. Ser Republicano es cuestión de inteligencia.    

¿Dónde está la transparencia? Dice el diccionario que un material presenta transparencia cuando deja pasar fácilmente la luz, y estos políticos dicen que ser transparentes es presentar la declaración de la renta. Que poco han comprendido sobre la transparencia, que poco saben de desnudar el alma …
El sentirse republicano es aspirar a la libertad,  a la defensa de valores como la redistribución de la riqueza, la ampliación del concepto de igualdad radical de las personas, la sostenibilidad ambiental y la solidaridad en todos los ámbitos, al conocimiento respetuoso del mundo y de los demás.
Empecemos a debatir que sociedad queremos construir, no la que quieran imponernos, porque un mundo mejor es posible. 

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